La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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Además de los gastos correpondientes a reparaciones o adquisiciones de enseres o cera para los cultos, la economía de la Hermandad se basaba primcipalmente en el cobro de luminarias que se destinaban principalmente a satisfacer los gastos de viático y sepelio de los hermanos. Entre los recibos de esta pieza aparecen también gastos dedicados a cultos celebrados en Todos los Santos y Navidad.
Faltan algunos recibos, como puede apreciarse en los saltos de numeración de los mismos.
* Documento 49 recibo por la hechura de palmatorias de oja de lata para los Santos laterales del altar
* Documento 50, obras de reparación en la sacristía de la capilla
Cuadernillo cosido con recibos y documentos en distintos tamaños. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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Felis Millan recibe del hemrano mayor Antonio Postigo 8 reales por montar el altar y otros mandados hechos para dar el Viatico
Cuartilla manuscrita .Estado de conservación defectuoso.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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Fco. Ramirez recibe de Feliz Millan 140 reales por almado de camilla catafalco, caja y mortaja del cadaver de Manuel Harnan y Suares
Cuartilla manuscrita .Estado de conservación bueno
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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Antonio Muñoz recibe 14 reales por los madados hechos en el entierro de Manuel Suares
Cuartilla manuscrita .Estado de conservación bueno
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Antonio Postigo recibe 65 reales por ello en el entierro de Manuel Aznar.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación regular.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Felis Millan abona 40 reales por los derechos del nicho 1889 para Mariana Muñoz
Folio impreso y manuscrito. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Se abonan 110 reales por el acompñamiento de 11 sacerdotes en el entierro de Maniana Muñoz
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
Publicado
Se abonan 13 reales por los niños que acompañaron el féretro de Mariana Muñoz
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación regular.
Publicado
Por la realización de 1000 impresiones de recibos se genera factura de 38 reales
Cuartilla manuscrita .Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Salvador Belasco recibe 12 reales por las copias de las cuentas de Fco. Ramirez
Cuartilla manuscrita .Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Se abonan 40 reales por los derechos del nicho nº 1886 para el cadaver de Dª ¿?
Folio impreso y manuscrito .Estado de conservación bueno.
Se trata de la iglesia más antigua de Málaga fundada en 1490 sobre el solar de una antigua mezquita. De la fachada primigenia sólo se conserva tapiada la puerta central de estilo mudéjar. Su torre cuadrada, del mismo estilo, que se concibió como un alminar separado, quedó unida al conjunto eclesiástico en el siglo XVI. En uno de sus cuerpos se puede observar desde la calle Granada un bello paño de sebka almohade.
En su interior de tres naves hay obras de gran valor de Alonso Cano y de Niño de Guevara. Además contiene elementos notables de orfebrería como un copón de estilo plateresco del siglo XVI con pie en forma de estrella y caja hexagonal.
En una de sus capillas se veneran las imágenes procesionales de la Semana Santa malagueña de la Virgen del Amor y de Jesús el Rico, obra de Navas Parejo.
En el año 1881 fue bautizado aquí Pablo Ruiz Picasso el genial pintor malagueño que revolucionaría la pintura del siglo XX.
Publicado
Feliz Millan abona a Antonio Sanchez 220 reales por el entierro de acompañado del hermano D. Manuel Arna. Y se pagan tambien 80 reales para 20 misas
Cuartilla manuscrita .Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
110 reales por acompañamiento de 11 sacerdotes en entierro de Manuel Arna
Cuartilla manuscrita .Estado de conservación malo
Publicado
Luis Espejo recibe del Albcea 13 reales por los niños que han acompañado el cadaver de Manuel Arna
Cuartilla manuscrita .Estado de conservación bueno
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo de 82 reales por conducción, vertido del cadaver y por los capotes
Cuartilla manuscrita .Estado de conservación bueno
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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Felis Millan recibe 12 reales por su ajencia en entierro de Manuel Arna
Cuartilla manuscrita .Estado de conservación bueno
Publicado
Antonio Villalobos recibe del albacea un total de 82 reales por varios trabajos de entierro.
Cuartilla impresa y manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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Félix Millán recibe del hermano mayor 12 reales por su trabajo en entierro de Mariana Muñoz.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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Félix Millán recibe 120 reales por la camilla catafalco, caja y mortaja para Mariana Muñoz
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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El Sr. Merino recibe 52 reales por la cera del entierro de Mariana Muñoz.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.