La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
El Hermano Mayor en este período es Antonio Postigo. Es significativo que se dan cuentas de gastos de la participación de la Hermandad en la procesión del Corpus de 1854 y los gastos de la Bula de Roma para que la Hermandad tuviera Jubileo en todos los Septenarios. El resto del legajo corresponde mayoritariamente a gastos de entierro.
Es continuación del Leg. 2. p. 16. Presenta algunos recibos numerados.
Cuadernillo cosido con recibos y documentos en distintos tamaños. Estado de conservación regular.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 10 reales a Bernardo Cornelio por llevar el guión en la procesión del Corpus
Recibo manuscrito tamaño cuartilla. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo del capellán Joaquín Ruiz, por importe de 90 reales por vigilia. Misa cantada, dos rezadas y responso en el convento de las carmelitas.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 130 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
El "Almacén de Ataúdes para Adultos y Párvulos" tenía su sede en la carpintería de calle Nosquera nº 5 y en calle Los Mártires nº 25, Málaga.
Publicado
Recibo por importe de 50 reales emitido por Miguel Vílchez Álvarez.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Cuenta detallada de gastos del entierro.
Folio manuscrito. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en febrero de 1855
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
El "Almacén de Ataúdes para Adultos y Párvulos" tenía su sede en la carpintería de calle Nosquera nº 5 y en calle Los Mártires nº 25, Málaga.
Publicado
Recibo por importe de 68 reales emitido por Miguel Vílchez Álvarez.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en mayo de 1855
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en agosto de 1855. Debe estar equivocada la fecha y corresponder a julio, pues hay otro recibo de agosto por el mismo concepto.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por dos misas para la Hermandad de los Dolores, celebradas en septiembre y octubre de 1855.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en diciembre de 1855.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Cuentas del culto hasta diciembre de 1855.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Diversos arreglos de piezas de platería realizados por el platero Joaquín Abela.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Compra de 16 varas de esteras a María Macía, por un importe de 40 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 28 reales, siendo albacea de la Hermandad Juan Díaz.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
Publicado
Recibo por importe de 26 reales por el acompañamiento de niños. Firmado por Ricardo de Orueta
Impreso tamaño cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo gastos de entierro firmado por Bernardo Cornelio.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Dieciseis "presencias" en el funeral. Recibo firmado por Joaquín Moyano
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Acompañamiento de trece sacerdotes por un importe de 130 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo gastos camilla, acaja y cera firmado por Antonio Muñoz.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por gastos de exhumación de seis hermanos.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por conducción del cadáver firmado por Bentura Pozo.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 220 reales a favor de Manuel Carretero.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Gastos por amortajar, levitas y otros.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
El "Almacén de Ataúdes para Adultos y Párvulos" tenía su sede en la carpintería de calle Nosquera nº 5 y en calle Los Mártires nº 25, Málaga.
Publicado
Recibo por importe de 70 reales emitido por Miguel Vílchez Álvarez.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por Antonio Borri.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Gastos por amortajar, levitas y otros.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Dieciseis "presencias" en el funeral. Recibo firmado por Joaquín Moyano
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Acompañamiento de dieciseis sacerdotes, incluso de guión, por un importe de 88 reales, firmado por Juan López, y recibo de la Casa de Socorro, por importe de 26 reales por el acompañamiento de niños. Firmado por Jorge Loring.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Acompañamiento de once sacerdotes, por un importe de 88 reales, firmado por Juan López.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José Merino.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por Antonio Villalobos.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo por una misa por las intenciones de la Hermandad de los Dolores.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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Gastos por amortajar, levitas y otros.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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Acompañamiento de once sacerdotes, por un importe de 110 reales, firmado por Juan López.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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Recibo por conducción del cadáver firmado por Bentura Pozo.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José Merino.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por Juan Bautista Díaz sobre cobro de luminarias.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Cuenta detallada de gastos del entierro.
Folio manuscrito. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por Bentura Poso, por conducción y colocar en el nicho el cadáver por 30 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por amortajar, caja y diligencias, firmado por el albacea Juan Bautista Díaz.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en enero de 1855
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en marzo de 1855
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en abril de 1855
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en junio de 1855
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en agosto de 1855
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en octubre de 1855.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en diciembre de 1855.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 90 reales a favor de Manuel Rodríguez, siendo albacea de la Hermandad Juan Díaz.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Gastos de cera del altar en el Jueves y Viernes Santo de 1855, comprada a José Merino.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de Simón Torno por 30 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo de la Ccomisión de enterramiento, que debió ser de la propia cofradía, por gastos de amortajar, conducción del cadáver y otros. Está firmado por Antonio Villalobos.
Impreso tamaño cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 44 reales a favor de José Merino Benítez.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José Merino.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
El "Almacén de Ataúdes para Adultos y Párvulos" tenía su sede en la carpintería de calle Nosquera nº 5 y en calle Los Mártires nº 25, Málaga.
Publicado
Recibo por importe de 50 reales emitido por Miguel Vílchez Álvarez.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por armar y desarmar la tumba firmado por José León.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 130 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Acompañamiento de once sacerdotes por un importe de 88 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Iglesia Parroquial de Santo Domingo de Guzmán y San Carlos pertenecía al antiguo convento de los dominicos, que a lo largo del tiempo y por diversos avatares históricos, ha desapareciendo.
Fundado por los Reyes Católicos en torno 1518 a continuación de Sta. Cruz la Real de Granada, Santo Domingo de Málaga alcanzó su cénit en el siglo XVII, al entrar en él Fray Alonso de Santo Tomás, hijo de Felipe IV y obispo que fue de esta ciudad. Reedificó, engrandeció y embelleció el convento hasta convertirlo momentáneamente en el principal de Andalucía. En la iglesia existía un valioso patrimonio religioso, destacándose obras magníficas de Pedro de Mena como la Virgen de Belén o el Cristo de la Buena Muerte ubicado en un enorme retablo de columnas salomónicas.
La iglesia y el convento fueron afectados por la Ley de Desamortización de Bienes Eclesiásticos de 1835 y posteriormente incendiada en la madrugada del 11 al 12 de mayo de 1931, quedando la iglesia totalmente devastada y perdiéndose obras de incalculable valor. Fue reconstruida por el servicio estatal de Regiones Devastadas por el arquitecto Enrique Atencia Molina en 1953. El convento quedó totalmente en ruina siendo demolido posteriormente.
En 1988, la orden dominica volvió a Málaga, encargándose también de la atención de la parroquia de Santo Domingo. Posteriormente en el año 2012 la iglesia pasó a manos del Obispado de Málaga debido a la marcha de la orden dominica de la ciudad.
Publicado
Pago a Antonio de Alhama, de la Parroquia de Santo Domingo.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Gastos por amortajar, levitas y otros.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José Merino.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por Juan Díaz, como encargado de los entierros de la Hermandad.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 136 reales por acompañamiento de diecisiete eclesiásticos a favor de Juan López.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por conducción del cadáver firmado por Bentura Pozo.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Dieciseis "presencias" en el funeral. Recibo firmado por Francisco Javier Sevilla.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
Publicado
Recibo por importe de 26 reales por el acompañamiento de niños. Firmado por Jorge Loring.
Impreso tamaño cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por conducción del cadáver firmado por Bentura Pozo.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por Antonio Villalobos.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia del Sagrario fue erigida entre los siglos XV y XVIII, y está ubicada en el centro histórico, en calle Santa María. De estilo gótico isabelino, contiene un retablo plateresco. Se trata de una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con la iglesia de san Juan, la iglesia de Santiago y la iglesia de los Santos Mártires). Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1931. En su interior se encuentra, desde 1944, un retablo plateresco, obra de Juan de Balmaseda, proveniente de la iglesia de San Pedro de Becerril de Campos (Palencia).
El proyecto ha sido atribuido por distintos autores a arquitectos como Enrique Egas o Juan Guas, siendo su construcción obra de fray Bernardo Manrique de Lara. Sus comienzos fueron difíciles, paralizándose las obras en el año 1525 y acabándose finalmente en el siglo XVIII. La escalera de acceso fue derribada en 1862, para el paso de Isabel II, volviéndose a construir en los años 1940 por Enrique Mencía.
En 2020, durante una serie de sondeos que se estaban llevando en los cimientos del templo, se descubrieron restos paleocristianos, lo que certifica la presencia cristiana en las inmediaciones de la catedral desde muy temprana fecha.
Publicado
Pago a Rafael Díaz, de la Parroquia del Sagrario.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
Publicado
Recibo por importe de 26 reales por el acompañamiento de niños. Firmado por Jorge Loring.
Impreso tamaño cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José Merino.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José Merino.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
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Recibo por una misa por las intenciones de la Hermandad de los Dolores, celebrada el 18 de junio de 1854
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Cuentas del culto hasta abril de 1856.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Alquiler de candeleros para el altar de la Virgen en los días de Semana Santa. Recibo firmado por Antonio Villalobos.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José Merino, por la cera empleada el Jueves y Viernes Santo.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en abril de 1856
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en enero de 1856
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Antonio Castillo, por una misa por las intenciones de la Hermandad de los Dolores, celebrada en julio de 1854
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Gastos por ocho misas rezadas.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Acompañamiento de once sacerdotes, por un importe de 88 reales, firmado por Juan López.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José Merino.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por Juan Bautista Díaz sobre cobro de luminarias.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Antonio Castillo, por una misa por las intenciones de la Hermandad de los Dolores, celebrada en agosto de 1854
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por su albacea Ciriaco Portal por un importe de 533 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por el albacea Juan Bautista Díaz por los costes de la instancia para solicitar la ampliación de 12 nichos más.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Cuentas del culto hasta abril de 1857.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Gastos de cerrajería a favor de Jiménez.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en junio de 1856
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en agosto de 1856
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa de difuntos de la Hermandad de los Dolores, celebrada en octubre de 1854
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
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Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en noviembre de 1856
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en enero de 1857
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en marzo de 1857
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en abril de 1857
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José Merino.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por Bernardo Cornelio sobre tanto por ciento por el cobro de luminarias.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa de difuntos de la Hermandad de los Dolores, celebrada en diciembre de 1854
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José León.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José León.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
Probablemente, la diócesis de Málaga se erigió a fines del siglo i, tras la evangelización de España por los siete Varones apostólicos enviados por los santos Pedro y Pablo. Sin embargo, el primer obispo del que se tiene noticia es san Patricio, que participó en el Concilio de Elvira (300 - 313). Tras él no se vuelven a tener noticias hasta el 579.
Durante la dominación árabe las noticias se hacen más raras; desde fines del VII al XII se conocen solo cinco obispos. Desde el siglo xiii hasta el xv, se nombraron obispos titulares para la sede, aunque no pudieron residir en la ciudad. Tras la Reconquista cristiana, la diócesis fue rehabilitada el 4 de agosto de 1486, y el 10 de diciembre de 1492 se hace sufragánea de la archidiócesis de Granada. En 1587, se instituyó el seminario diocesano, que cambiará a un edificio nuevo en 1819 y será trasferido a la actual sede en 1924.
Publicado
Recibo por cuenta de la dispensa de Antonio Postigo, Hermano Mayor, por importe de 200 reales de vellón
Impreso a imprenta en tamaño media cuartilla apaisada. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José León.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Pago a la parroquia por los réditos de la casa de Calle Ancha del Carmen.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en febrero de 1856
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en marzo de 1856
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Gastos por amortajar, capotes y otros.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Gastos por entierro de media parroquia, misa y vigilia.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por conducción del cadáver firmado por Bentura Pozo.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Se encarga localizar el protocolo original al haberse perdido la copa. Trabajos que realiza Antonio Borri.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por 8 reales por llevar la cera en la procesión del Corpus a favor de Antonio Muñoz
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por un importe de 16 reales, firmado por el albacea Juan Bautista Díaz.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por un importe de 573 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa de difuntos de la Hermandad de los Dolores, celebrada en septiembre de 1854
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en mayo de 1856
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en julio de 1856
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en septiembre de 1856
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en octubre de 1856
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en diciembre de 1856
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José León por 20 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa para la Hermandad de los Dolores, celebrada en febrero de 1857
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Parroquia de San Juan Bautista, de gran valor histórico, fue una de las cuatro parroquias erigidas por los Reyes Católicos (junto con las iglesias del Sagrario, de Santiago y de los Santos Mártires) después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Inicialmente, la iglesia tenía una nave y otra colateral, edificadas según los estilemas arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía una torre terminada en 1543.
Por iniciativa del obispo Bernardo Manrique, en 1554 el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio instrucciones para comenzar obras de gran envergadura que consistieron en el derribo de la nave mayor desde el arco toral y en la prolongación de la iglesia en doce varas; además, se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura —que subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta— realizada según la técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados.
En 1620, se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada, por etapas, entre 1732 y 1776. La magnífica torre-pórtico da acceso a la iglesia por la nave lateral derecha, bajo un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamantes en las enjutas. El pórtico es rectangular con bóveda elíptica. La torre consta de tres cuerpos limitados verticalmente por pilastras planas y sesgadas en ángulo, separadas por impostas de efecto reverberante y perfil sinuoso, que se marca en los salientes acornisados de los balcones.
El 12 de mayo de 1931, durante la llamada quema de conventos, la iglesia de San Juan fue atacada poco después del mediodía; a la una y media, ya estaba destrozada. Entre las pérdidas sufridas en aquella tragedia figuran tallas del Cristo de la Columna, de la Exaltación, y de Ánimas; una Purísima policromada de escuela granadina, san Juan Bautista y san Juan Evangelista de la escuela de Alonso Cano; una Virgen de la Antigua (todas estas esculturas eran del siglo XVII); un san José del siglo XVIII que, al igual que la Virgen, había sido restaurado por Palma; un óleo de la Virgen del Rosario, atribuido a Murillo; cinco lienzos religiosos de la escuela de Valdés Leal; una cruz procesional grande de carey y plata (s. XVIII); las capillas de Jesús de los Azotes y Columna y de san Antonio de Padua; un estandarte bordado del siglo XVIII y parte del archivo parroquial que comenzó en 1520.4
Un incendio se desató en 1980 en capilla de la Exaltación; las llamas consumieron las imágenes del Cristo de la Exaltación, de María Santísima de Lágrimas y Favores, de Nuestra Señora del Mayor Dolor y san Juan Evangelista, esta última de Fernando Ortiz. Todas estas esculturas eran del siglo XVIII.
Entre 2005 y 2009 se llevaron a cabo unas obras de restauración en el interior del templo, que han consistido en la mejora de las bóvedas, que tenían filtraciones de agua y la eliminación de un repinte en las paredes, con lo que la iglesia ha pasado del color beige al blanco original.
Publicado
Recibo firmado por Juan Pernia, por una misa de difuntos de la Hermandad de los Dolores, celebrada en noviembre de 1854
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de Francisco Castillo por 45 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de Antonio Villalobos por destapadura y exhumación de once nichos.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo a favor de José Merino.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José León.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José León.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José León.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José León.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José León.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
Periódico español publicado en la ciudad de Málaga entre 1843 y 1893. Fue fundado en 1843 por José Martínez de Aguilar, que sería su propietario hasta 1870. Posteriormente pasaría a ser controlado por Ambrosio Rubio y más adelante por Alfonso Cano. El primer número salió el 7 de mayo de 1843. Mantuvo el subtítulo Periódico de literatura, industria, comercio e intereses materiales. Su aparición coincidió con la clausura de muchos diarios malacitanos de la época; esto lo dejó como el único diario de la capital malagueña entre 1845 y 1849.
El Avisador Malagueño se consolidó como el más importante de los periódicos que existieron en Málaga durante el siglo XIX. Siguió publicándose hasta su desaparición a finales del siglo XIX. Su último número es del 30 de julio de 1893.
Durante su existencia mantuvo una línea editorial cercana al liberalismo, siendo el periódico de la de la burguesía industrial y comercial de Málaga. Posteriormente adoptaría posiciones más conservadoras. El Avisador Malagueño fue pionero en cuanto a la introducción de publicidad: en la década de 1840 —poco después de su fundación— ya disponía de una sección de anuncios en la primera página, siguiendo el modelo del diario The Times.
Publicado
Factura por la impresión de 8.000 recibos en 8º.
Cuartilla impresa. Estado de conservación bueno.
Se trata de una de las cuatro iglesias levantadas por los Reyes Católicos dentro del perímetro amurallado de la ciudad tras la conquista castellana en 1487, junto con la iglesia del Sagrario, la iglesia de Santiago y la iglesia de san Juan. Tiene consideración de Parroquia erigida sobre una buena parte de la feligresía del centro histórico, limitando con las Parroquias de San Juan Bautista, Santiago Apóstol y San Felipe Neri.
Se erigió en honor a los mártires Ciriaco y Paula, patronos de la ciudad. La iglesia ha sufrido diversas reformas que han modificado su original estilo gótico-mudéjar, presentando sobre todo elementos del rococó del siglo XVIII, aunque sí se conserva una torre mudéjar en el exterior.
En el templo residen varias hermandades de Semana Santa: la Archicofradía de la Pasión, Cofradía de la Columna (Gitanos) y la Archicofradía del Huerto. A esto además se le unen diversas corporaciones de Gloria, como la de los Patronos de Málaga Ciriaco y Paula, la Virgen de los Remedios (patrona de la feligresía) o la Virgen de Gracia de Archidona, y la Virgen de Araceli. Igualmente, desde 2011, se encuentra establecida la Asociación de la Misericordia Reina de los Mártires. Esta iglesia en un pasado también fue sede de la Hermandad del Sepulcro (1967-2014) y Hermandad de la Cena (2006-2020).
Entre 2020 y 2021, se procedió a la restauración y consolidación del templo.
Publicado
Recibo por importe de 220 reales a la parroquia de los Mártires
Cuartilla manuscrita con sello de la parroquia. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 32 reales correspondientes a diversos conceptos.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 88 reales por el acompañamiento de 11 sacerdotes. Firmado por Juan López
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
Publicado
Recibo por importe de 50 reales por el acompañamiento de niños. Firmado por Ricardo de Orueta
Impreso tamaño cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 23 reales correspondientes a diversos conceptos.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
Publicado
Recibo de contribución por importe de 54 reales y 24 maravedíes.
Impreso tamaño cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 24 reales y 22 maravedíes correspondientes a cera altar de viático, asistencia a Francisco Abela y cristales sacristía.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 30 reales por conducción del cadáver.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Se indemniza a los familiares por no haber hecho gasto a la Hermandad con motivo de su entierro, por un valos de 598 reales de vellón.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
El "Almacén de Ataúdes para Adultos y Párvulos" tenía su sede en la carpintería de calle Nosquera nº 5 y en calle Los Mártires nº 25, Málaga.
Publicado
Recibo por importe de 70 reales emitido por Miguel Vílchez Álvarez.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por amortajar, camilla, caja y cera y diligencias, firmado por el albacea Juan Bautista Díaz.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por conducción y colocar en el nicho el cadáver por 30 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
El "Almacén de Ataúdes para Adultos y Párvulos" tenía su sede en la carpintería de calle Nosquera nº 5 y en calle Los Mártires nº 25, Málaga.
Publicado
Recibo por importe de 50 reales emitido por Miguel Vílchez Álvarez.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 60 reales, a favor de Francisco Bernal, por los gastos y agencia en la tramitación de la Bula obtenida de Roma para que la Hermandad de los Dolores celebre Jubileo todos los días de su Septenario, siendo Hermano Mayor Antonio Postigo.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 63 reales y 24 maravedíes correspondientes a diversos conceptos.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 26 reales y 24 maravedíes correspondientes a gastos entierro de Josefa Torrubia y colocación cistales de la Sacristía.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
Publicado
Recibo de contribución por importe de 54 reales y 24 maravedíes.
Impreso tamaño cuartilla. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José Merino por importe de 23 reales por gastos de cera.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 104 realespor el acompañamiento de 13 sacerdotes. Firmado por Juan López
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo del capellán Joaquín Ruiz, por importe de 90 reales por vigilia. Misa cantada y dos rezadas en el convento de las carmelitas.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Cuenta detallada de gastos del entierro.
Folio manuscrito. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José Merino por importe de 25,5 reales por gastos de cera.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
El "Almacén de Ataúdes para Adultos y Párvulos" tenía su sede en la carpintería de calle Nosquera nº 5 y en calle Los Mártires nº 25, Málaga.
Publicado
Recibo por importe de 70 reales emitido por Miguel Vílchez Álvarez.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por amortajar, camilla, caja y cera y diligencias, firmado por el albacea Juan Bautista Díaz.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo del capellán Joaquín Ruiz, por importe de 90 reales por vigilia. Misa cantada y dos rezadas en el convento de las carmelitas.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
El "Almacén de Ataúdes para Adultos y Párvulos" tenía su sede en la carpintería de calle Nosquera nº 5 y en calle Los Mártires nº 25, Málaga.
Publicado
Recibo por importe de 70 reales emitido por Miguel Vílchez Álvarez.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo del capellán Joaquín Ruiz, por importe de 90 reales por vigilia. Misa cantada, dos rezadas y responso en el convento de las carmelitas.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 858 reales a favor de José Merino y Benítez, por compra de cera.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
El "Almacén de Ataúdes para Adultos y Párvulos" tenía su sede en la carpintería de calle Nosquera nº 5 y en calle Los Mártires nº 25, Málaga.
Publicado
Recibo por importe de 70 reales emitido por Miguel Vílchez Álvarez.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Cuenta detallada de gastos del entierro.
Folio manuscrito. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por Bentura Poso, por conducción y colocar en el nicho el cadáver por 30 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
El "Almacén de Ataúdes para Adultos y Párvulos" tenía su sede en la carpintería de calle Nosquera nº 5 y en calle Los Mártires nº 25, Málaga.
Publicado
Recibo por importe de 70 reales emitido por Miguel Vílchez Álvarez.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Cuenta detallada de gastos del entierro.
Folio manuscrito. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por diligencias, firmado por el albacea Juan Bautista Díaz.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo del capellán Joaquín Ruiz, por importe de 90 reales por vigilia. Misa cantada, dos rezadas y responso en el convento de las carmelitas.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Cantidad cobrada por el hermano del fallecido por los gastos del nicho.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por amortajar, levitas y diligencias, firmado por el albacea Juan Bautista Díaz.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por importe de 50 reales a favor de Bernardo Cornelio por el tanto por ciento correspondiente a la cobranza de la Hermandad.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Cuenta detallada de gastos del entierro.
Folio manuscrito. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por amortajar, caja y diligencias, firmado por el albacea Juan Bautista Díaz.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por Bentura Poso, por conducción y colocar en el nicho el cadáver por 30 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Cuenta detallada de gastos del entierro.
Folio manuscrito. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por Bentura Poso, por conducción y colocar en el nicho el cadáver por 30 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por amortajar, caja y diligencias, firmado por el albacea Juan Bautista Díaz.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo del capellán Joaquín Ruiz, por importe de 90 reales por vigilia. Misa cantada, dos rezadas y responso en el convento de las carmelitas.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por amortajar, caja y diligencias, firmado por el albacea Juan Bautista Díaz.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo del capellán Joaquín Ruiz, por importe de 90 reales por vigilia. Misa cantada, dos rezadas y responso en el convento de las carmelitas.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
Publicado
Recibo de contribución por importe de 52 reales y 32 maravedíes.
Impreso tamaño cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por caja de pino, portadores, mortaja, firmado por José Aguilera.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Cuenta detallada de gastos del entierro.
Folio manuscrito. Estado de conservación bueno.
El "Almacén de Ataúdes para Adultos y Párvulos" tenía su sede en la carpintería de calle Nosquera nº 5 y en calle Los Mártires nº 25, Málaga.
Publicado
Recibo por importe de 70 reales emitido por Miguel Vílchez Álvarez.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por Bentura Poso, por conducción y colocar en el nicho el cadáver por 30 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
Publicado
Recibo de contribución por importe de 52 reales y 32 maravedíes.
Impreso tamaño cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por Bentura Poso, por conducción y colocar en el nicho el cadáver por 30 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo de la Abadesa del Convento de la Encarnación Sor Josefa dela Encarnación, por importe de 90 reales por vigilia. Misa cantada, siete rezadas y responso en dicho convento.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La Primera sesión capitular tuvo lugar el 26 de junio de 1489. Se celebró tras la reunión del primer concejo de la ciudad, surgido el 26 de mayo de 1489, dos años después de que la ciudad fuera conquistada por los Reyes Católicos.
En aquella fecha se firmaron las «Ordenanzas para la Gobernación y Repartimiento de la Ciudad de Málaga», que sirvió como modelo para todas las ciudades del Reino de Granada. El gobierno municipal estaba constituido por 13 regidores, 8 jurados y diversos oficios y cargos, como órgano ejecutivo y decisorio del poder local.
El Ayuntamiento se constituye en 1501 y se nombra como corregidor a Garcí Fernández Manrique, funcionario nombrado directamente por el rey para administrar el gobierno local.
Desde entonces, ochenta y un regidores se han situado al frente del consistorio.
Publicado
Recibo por importe de 40 reales.
Impreso tamaño folio. Presenta pequeñas roturas y antiguas manchas de humedad en el angulo inferior derecho.
El "Almacén de Ataúdes para Adultos y Párvulos" tenía su sede en la carpintería de calle Nosquera nº 5 y en calle Los Mártires nº 25, Málaga.
Publicado
Recibo por importe de 70 reales emitido por Miguel Vílchez Álvarez.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José Merino por importe de 8,5 reales por gastos de cera.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
El "Almacén de Ataúdes para Adultos y Párvulos" tenía su sede en la carpintería de calle Nosquera nº 5 y en calle Los Mártires nº 25, Málaga.
Publicado
Recibo por importe de 70 reales emitido por Miguel Vílchez Álvarez.
Impreso cuartilla. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por José Merino por importe de 8,5 reales por gastos de cera.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por amortajar, caja y diligencias, firmado por el albacea Juan Bautista Díaz.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Cuenta detallada de gastos del entierro.
Folio manuscrito. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo por amortajar, caja y diligencias, firmado por el albacea Juan Bautista Díaz.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Recibo firmado por Bentura Poso, por conducción y colocar en el nicho el cadáver por 30 reales.
Cuartilla manuscrita. Estado de conservación bueno.