El origen de la Hermandad de los Dolores se encuentra en la imagen de Nuestra Señora del Triunfo, después llamada de la Soledad, venerada en San Juan hacia 1587. Para su culto se creó una Hermandad filial de la Columna que salía en procesión el Miércoles Santo. En 1675 la Hermandad se independiza y aprueba reglas propias en 1688 siendo su Hermano Mayor D. Juan de Ovando y Santarem. Un pleito por la coincidencia del nombre de la imagen con el de la Soledad de Santo Domingo provoca el cambio por el de Dolores, cambio que se traduce también en una nueva imagen, producción malagueña del siglo XVIII, y en una nueva capilla, donada en 1696 por D. Bernardo de Eslava.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Entre estos documentos se encuentran los más antiguos testimonios de la asistencia de entierro de los hermanos de la Hermandad de los Dolores, funciones que la corporación seguirá jerciendo hasta bien entrado el siglo XX. También hay varias escrituras de propiedades, pleitos, otorgamiento de poderes, etc.
Copias de los protocolos del Archivo Histórico Provincial de Málaga, conservados en sus correspondientes legajos, en distintos estados de conservación.
Documentación conservada en el Archivo Histórico Provincial de Málaga
Publicado
Nicolás Muñoz redime el Censo que sobre el cortijo de la Torre o del Tajo, del término municipal de Torremolinos, poseía la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
Original en el Archivo Histórico Provincial de Málaga, en el legajo citado en el título.
Publicado
En el fol. 484v. de este legajo se declaran hermanos de la Hermandad de la Soledad de San Juan: "así mismo que somos hermanos de la hermandad de Nuestra Señora de la Soledad cita en cofradía del Santo Cristo de la Columna en la parroquia de San Juan".
Folios encuadernados en su correspondiente legajo
El origen de la Hermandad de los Dolores se encuentra en la imagen de Nuestra Señora del Triunfo, después llamada de la Soledad, venerada en San Juan hacia 1587. Para su culto se creó una Hermandad filial de la Columna que salía en procesión el Miércoles Santo. En 1675 la Hermandad se independiza y aprueba reglas propias en 1688 siendo su Hermano Mayor D. Juan de Ovando y Santarem. Un pleito por la coincidencia del nombre de la imagen con el de la Soledad de Santo Domingo provoca el cambio por el de Dolores, cambio que se traduce también en una nueva imagen, producción malagueña del siglo XVIII, y en una nueva capilla, donada en 1696 por D. Bernardo de Eslava.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones.
Publicado
Los mayordomos José Sanz y Carlos Testa en nombre de la Hermandad de los Dolores reclaman a Rafael Díaz, presbítero de San Juan, por haber destruido el tejado de la sacristía de la Capilla para hacer un terrado y usarlo como desahogo para la parroquia. Llegándose finalmente al acuerdo de que deberá hacer un nuevo tejado “con las maderas y fortificación necesarias”.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Ante la nueva política sanitaria que prohibía el entierro en el interior de los templos, reunida en Junta la Cofradía del Santísimo, otorga poderes a José Sorzano, para la adquisición de un solar anejo a la parroquia para ser utilizado como cementerio.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
El origen de la Hermandad de los Dolores se encuentra en la imagen de Nuestra Señora del Triunfo, después llamada de la Soledad, venerada en San Juan hacia 1587. Para su culto se creó una Hermandad filial de la Columna que salía en procesión el Miércoles Santo. En 1675 la Hermandad se independiza y aprueba reglas propias en 1688 siendo su Hermano Mayor D. Juan de Ovando y Santarem. Un pleito por la coincidencia del nombre de la imagen con el de la Soledad de Santo Domingo provoca el cambio por el de Dolores, cambio que se traduce también en una nueva imagen, producción malagueña del siglo XVIII, y en una nueva capilla, donada en 1696 por D. Bernardo de Eslava.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones.
Publicado
La Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores, contra el convento y religiosas del Arcángel San Miguel, en la causa de redención de censo de la Casa de Calle Ancha del Perchel, que pasó a la Hermandad por dotación de D. Vicente Cejudo.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo
Publicado
Juan Sánchez contra los hermanos mayores de la Hermandad de María Santísima de los Dolores. Archivo Histórico Provincial de Málaga. Legajo 3734. Folios 877 a 880. Escribanía de Miguel de Ávila.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
Sección:
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Acta de Cabildo celebrado ante notario en el que se requiere al Ayuntamiento copia de la escritura de venta a la Archicofradía de 24 nichos en el Cementerio de San Miguel, y autorización de venta de los mismos para satisfacer el crédito contraído para la adquisición de terreno para la construcción de un mausoleo.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
La Archicofradía vende a Antonio Sánchez y a José Yuste Piñero dos nichos de su propiedad para poder afrontar el préstamo para el pago del terreno adquirido para mausoleo.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Los beneficiados de la iglesia de San Juan dijeron que era conveniente darle la capilla ya que sería de más provecho a la parroquia, que teniéndola los hermanos de la Soledad. Este documento está en incluido en la obra del Padre Andrés Llordén O.S.A. Testamentos. Capillas. Enterramientos. Fundaciones. Gremios. Donaciones. Málaga, 1990.
Se desconocen al estar errada la referencia aportada por el P. Llordén en la obra citada. En el índice de escribanos públicos del AHP, tan poco aparece ninguno llamado Francisco Paéz. En la digitalización se muestra la transcripción publicada por el sacerdote, en la obra citada.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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La compra de la citada casa se hace con la memoria otorgada a la Cofradía por Juan Campos, siendo Hermanos Mayores de la Archicofradía Clemente Palas y Silvestre de Peñalosa.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
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Deja constancia de que a su entierro concurra la Hermandad de Ntra. Sra. De los Dolores de la que se declara hermano y se le apliquen las misas que le corresponden.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
Platero y hermano de Nuestra Señora de los Dolores
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El platero Francisco de Vergara dispone ser enterrado en la bóveda de la Hermandad de Ntra. Sra. De los Dolores, de la que se declaran hermanos.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
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El platero José Peralta dispone ser enterrado en la iglesia del Sagrario, asistiendo la Hermandad de Ntra. Sra. De los Dolores, de la que se declara hermano.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
Platero y hermano de Nuestra Señora de los Dolores
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El platero Francisco José de Ayala dispone ser enterrado en la b´veda de Ntra. Sra. De los Dolores, de la que se declara hermano.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
Luis Rodríguez era platero y hermano de Nuestra Señora de los Dolores y de la Sacramental de San Juan.
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El platero Luis Rodríguez dispone ser enterrado en la bóveda de Ntra. Sra. De los Dolores, de la que se declara hermano y se digan por su alma 300 misas rezadas. Además hace donación de un copón a la Archicofradía del Santísimo Sacramento de la que también era hermano.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
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En la escritura aun se mantiene la antigua advocación de la Virgen de la Soledad, que se perderá ante el pleito planteado por la Hermandad de la Soledad de Santo Domingo, en 1688, fecha en que tomará la advocación de Dolores. La compra de este terreno se realizó para ampliar la capilla.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
El origen de la Hermandad de los Dolores se encuentra en la imagen de Nuestra Señora del Triunfo, después llamada de la Soledad, venerada en San Juan hacia 1587. Para su culto se creó una Hermandad filial de la Columna que salía en procesión el Miércoles Santo. En 1675 la Hermandad se independiza y aprueba reglas propias en 1688 siendo su Hermano Mayor D. Juan de Ovando y Santarem. Un pleito por la coincidencia del nombre de la imagen con el de la Soledad de Santo Domingo provoca el cambio por el de Dolores, cambio que se traduce también en una nueva imagen, producción malagueña del siglo XVIII, y en una nueva capilla, donada en 1696 por D. Bernardo de Eslava.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones.
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Según las reglas de la Hermandad, el Mayordomo electo debía aceptar el cargo obligatoriamente o pagar una sanción. En este sentido se emprende pleito contra el presbítero Fernando Til.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
El origen de la Hermandad de los Dolores se encuentra en la imagen de Nuestra Señora del Triunfo, después llamada de la Soledad, venerada en San Juan hacia 1587. Para su culto se creó una Hermandad filial de la Columna que salía en procesión el Miércoles Santo. En 1675 la Hermandad se independiza y aprueba reglas propias en 1688 siendo su Hermano Mayor D. Juan de Ovando y Santarem. Un pleito por la coincidencia del nombre de la imagen con el de la Soledad de Santo Domingo provoca el cambio por el de Dolores, cambio que se traduce también en una nueva imagen, producción malagueña del siglo XVIII, y en una nueva capilla, donada en 1696 por D. Bernardo de Eslava.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones.
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Contrato de alquiler de la casa de la calle Ancha del Carmen, propiedad de la Hermandad por la donación de don Vicente Cejudo.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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Diversas escrituras y pleitos sobre la adquisición de las casas y plano del proyecto de José Martín de Aldehuela. 1) Informe de las delimitaciones y condiciones de los promotores. Fols. 857 a 866. 2) Remate de la venta en Miguel Herrero (para edificar una vivienda) y Clemente Palas, para la reforma de la cabecera de San Juan. Fols. 866 a 872. 3) Subasta de las casas de la marquesa de Montellano. Fols 934 a 941.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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Tomás del Valle y Padilla y Lorenzo del Castillo, como hermanos mayores de la Cofradía del Santísimo Sacramento de San Juan, reciben una casa situada en la calle del Cristo, en el barrio alto, comprada en venta judicial a José Gil.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
El origen de la Hermandad de los Dolores se encuentra en la imagen de Nuestra Señora del Triunfo, después llamada de la Soledad, venerada en San Juan hacia 1587. Para su culto se creó una Hermandad filial de la Columna que salía en procesión el Miércoles Santo. En 1675 la Hermandad se independiza y aprueba reglas propias en 1688 siendo su Hermano Mayor D. Juan de Ovando y Santarem. Un pleito por la coincidencia del nombre de la imagen con el de la Soledad de Santo Domingo provoca el cambio por el de Dolores, cambio que se traduce también en una nueva imagen, producción malagueña del siglo XVIII, y en una nueva capilla, donada en 1696 por D. Bernardo de Eslava.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones.
Publicado
Otorgamiento de poder a José Sanz y Manuel Antonio Navarro, procurador ante la Real Chancillería de Granada, al objeto de que en nombre la Hermandad practique cuantas diligencias, actos y gestiones sean necesarias para que se perfeccione el informe que de orden superior está decretado sobre reforma de nuevas constituciones de la Hermandad.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
Publicado
Escritura otorgada en 21 de abril de 1808 que comienza en el folio 231, apareciendo referencia en el fol 330 v. Censo otorgado a la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores, en el testamento de Catalina de la Orden.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
Hermano de Nuestra Señora de los Dolores
Publicado
Antonio Martín del Brito, maestro de sombrerero, deja constancia en su testamento de ser enterrado en la bóveda de la Hermandad de la Virgen de los Dolores.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
Matrimonio de hermanos de la Hermandad de la Soledad de San Juan.
Publicado
Ignacio Pérez y Josefa de Yturmendi, se obligan a pagar a la Hermandad de la Soledad 112 libras de cera, que habían recibido de los mayordomos de la Hermandad de la Soledad, Juan Alonso de Brito y Antonio de Vergara, para labrarla en cirios.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
1) El Hermano Mayor José Hurtado remite los nuevos Estatutos, redactados según la nueva Ley de Asociaciones. 25/09/1894 2) Se remite número total de hermanos y fecha fundacional de la Hermandad. 30/06/1900. 3) El Hermano Mayor Eduardo de Torres Roybón remite relación de integrantes de la Junta de Gobierno. 06/06/1902 4) El Secretario de la Archicofradía, Manuel Temboury remite nuevos Estatutos. 25/04/1930.
Cuartillas manuscritas o mecanografiadas. Estado de conservación bueno.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
La Cofradía acordó en el Cabildo celebrado el 22 de agosto de 1717 la venta de una casa aneja a la Capilla Sacramental, para sufragar gastos de obras en la misma.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
Publicado
María de Ayala manda ser enterrada en la bóveda del Sacramento de San Juan. María de Ayala era la mujer del platero Vicente de Nieva.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
Esposa del platero Juan Jiménez.
Publicado
María Teresa de Padilla, esposa del platero Juan Jiménez, pide ser enterrada en el Sagrario y que asista la Hermandad de Ntra. Sra. De los Dolores de la que se declara hermana.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
Publicado
Juan López Mercier y Pedro Salvago firman la solicitud representación de la Hermandad.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
María Rodríguez era esposa del platero Francisco José de Ávila y hermana de la Sacramental de San Juan.
Publicado
La mujer del platero Francisco José de Ayala dispone ser enterrada en la bóveda de la Cofradía del Santísimo Sacramento de San Juan.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
Pedro Gómez fue Hermano Mayor de la Sacramental de San Juan.
Publicado
Testamento de Pedro Gómez, Hermano Mayor de la Sacramental de San Juan.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
Publicado
Testamento en el que hace constar la obligación de la Hermandad de los Dolores de sus obligaciones de entierro: "Haciéndome el entierro los Hermanos de Madre de Dios de los Dolores sita en dicha Parroquia, de la que soy hermano, haciéndome decir las misas de su obligación, y que sea sepultado en la Capilla de esa Hermandad, y que me acompañen en mi entierro los Señores Beneficiados Curas y Sacristanes de dicha Parroquia".
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
El origen de la Hermandad de los Dolores se encuentra en la imagen de Nuestra Señora del Triunfo, después llamada de la Soledad, venerada en San Juan hacia 1587. Para su culto se creó una Hermandad filial de la Columna que salía en procesión el Miércoles Santo. En 1675 la Hermandad se independiza y aprueba reglas propias en 1688 siendo su Hermano Mayor D. Juan de Ovando y Santarem. Un pleito por la coincidencia del nombre de la imagen con el de la Soledad de Santo Domingo provoca el cambio por el de Dolores, cambio que se traduce también en una nueva imagen, producción malagueña del siglo XVIII, y en una nueva capilla, donada en 1696 por D. Bernardo de Eslava.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones.
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Contrato de alquiler de la casa de la calle Ancha del Carmen, propiedad de la Hermandad por la donación de don Vicente Cejudo.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
El origen de la Hermandad de los Dolores se encuentra en la imagen de Nuestra Señora del Triunfo, después llamada de la Soledad, venerada en San Juan hacia 1587. Para su culto se creó una Hermandad filial de la Columna que salía en procesión el Miércoles Santo. En 1675 la Hermandad se independiza y aprueba reglas propias en 1688 siendo su Hermano Mayor D. Juan de Ovando y Santarem. Un pleito por la coincidencia del nombre de la imagen con el de la Soledad de Santo Domingo provoca el cambio por el de Dolores, cambio que se traduce también en una nueva imagen, producción malagueña del siglo XVIII, y en una nueva capilla, donada en 1696 por D. Bernardo de Eslava.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones.
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Se otorga poder por parte de la Hermandad a D. Francisco Ramírez, también hermano, para el litigio presentado por Juan López por la apertura de ventanas en la Capilla de la Virgen, que pueden perjudicar a las casas que éste tiene a espaldas de dicha Capilla.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.
José Benítez-Quirós Méndez de Sotomayor (†02.12.1795) —también referido en la documentación como José Benítez Quirós y José Benítez Méndez— fue un destacado miembro de la élite local malagueña del siglo XVIII, además de benefactor de varias instituciones religiosas, entre ellas la Hermandad de Dolores de San Juan, a la que perteneció durante casi cincuenta años, desde abril de 1748 hasta su muerte.
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El testamento de José Benítez Méndez, además de repartir en usufructo o propiedad parte de sus bienes entre la ahijada de su mujer y su sobrina, especifica los términos de la Memoria que estipuló para la celebración del Octavario en conmemoración de los Dolores Gloriosos de la Virgen, por parte de la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores de la parroquia de San Juan de Málaga. Esta Memoria, junto a otra, para la celebración de otro octavario dedicado a San José en el Convento de la Carmelitas Descalzas, se sustentaría sobre las rentas de sus bienes, declarando como heredera universal de los mismos a su propia alma.
También dona para las alhajas de la Virgen de los Dolores su anillo de oro y diamantes.
Un cuaderno tamaño folio cosido.
Archivo Histórico Provincial de Málaga. Protocolos.
La política ilustrada de finales del siglo XVIII marca un período muy difícil en la vida de las cofradías. La Real Pragmática del Conde de Aranda de 1783, o la llamada “Desamortización de Godoy” de 1788, fiscalizan a las Hermandades, reduciendo su número, enajenando sus bienes y supervisando sus estatutos. Esta situación provoca, después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Granada, la agregación en 1801 de la Hermandad de los Dolores a la Archicofradía Sacramental de San Juan, acontecimiento que paradójicamente, fue sin duda afortunado para ambas corporaciones. Las nuevas leyes también prohíben las inhumaciones en el interior de los templos y la Archicofradía adquiere un panteón en el nuevo cementerio de San Miguel para poder seguir asistiendo de entierro a sus hermanos.
La Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones suponen una considerable pérdida del patrimonio de la iglesia y de las Cofradías, y provocan una gran transformación de la trama urbana, al desaparecer la Málaga conventual. En estos difíciles años la Archicofradía hace su última Estación de Penitencia en la S.I.C.B. en 1867, limitando desde entonces sus cultos al interior de la parroquia, decisión reflejada por escrito en las Reglas de 1897.
Una época dorada de las cofradías, en el primer tercio del siglo XX, se verá truncada con la quema de iglesias y conventos de mayo de 1931, y más tarde en 1936, sucesos en los que desaparece la imagen de Nuestra Señora y buena parte del Patrimonio de la Hermandad. Afortunadamente se salvan el Archivo, uno de los conjuntos documentales más importantes del patrimonio cofrade de Andalucía, y algunos enseres. Pero lo más significativo es que la corporación logró sobreponerse a tan graves sucesos, continuó con sus cultos organizando los Septenarios, se consiguió una nueva imagen, donada por D. Antonio Pons en 1941, e incluso se adquirió un nuevo retablo para la capilla. Gracias a hermanos como D. Alfonso Soria Álvarez y D. Carlos Rubio Goux, la Archicofradía continuaba en funcionamiento en 1977, solo once años faltaban para conmemorar cinco siglos de existencia.
En mayo de 1977 un grupo de jóvenes solicitaron su ingreso en la Archicofradía, compuesta entonces por las familias de D. Alfonso Soria y D. Carlos Rubio, con ellos se produce una auténtica revitalización de la corporación acometiendo la reforma de los estatutos y restituyendo el culto público. El 24 de marzo de 1978 la Archicofradía de Nª.Sª. de los Dolores volvía a salir en procesión y dos meses después era admitida en el seno de la Agrupación de Cofradías de Málaga. La corporación vivirá momentos muy intensos como la reforma de Estatutos de 1984 por la que se incorpora la advocación del Santísimo Cristo de la Redención. La imagen del Cristo, realizada por Juan Manuel Miñarro, saldrá en procesión por primera vez en 1988, fecha en la que también se recupera para la Hermandad la Estación de Penitencia en la Catedral.
La actividad de la Archicofradía con respecto a la Parroquia seguirá siendo muy intensa tanto en lo referente a la conservación del templo, restaurando en 1997 la Capilla Sacramental, en la que se entroniza al Cristo de la Redención, y en 1998 la Capilla y el retablo de Nª.Sª. de los Dolores; como en la atención a los más desfavorecidos, creando la Bolsa de Caridad y participando muy activamente en la fundación de Caritas Parroquial; como con respecto a los cultos, los dedicados a Nª.Sª. de los Dolores, al Cristo de la Redención, y a Jesús Sacramentado, que se desarrolla a lo largo de todo el año.
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Los hermanos mayores de la Sacramental Juan Subajet, Mateo Barrios, Juan de Membrielle y el presítero Juan de Priego firman el contrato en representación de la Hermandad.
Folios encuadernados en su correspondiente legajo.